jueves, 15 de noviembre de 2007

 

EL LUGAR DE LA UTOPÍA. PROYECCIONES PARA AMÉRICA... DESDE LOS AMERICANOS.


Manuel Fernández Gaete*


"Tened por seguro que nada cabe esperar de la América
española mientras permanezca sojuzgada por un clero
imbuido de las más detestables
doctrinas, ignorante más allá de todo límite,
corrupto y corruptor."
(Francisco Bilbao, 1856.)
1. Presentación:

Hacia fines del siglo XV, específicamente el año 1492, el imperio español y el continente europeo logran consolidarse como un espacio centralmente histórico. Con el descubrimiento y conquista de las Indias Occidentales (tanto hispanos como lusitanos) la historia europea pasa a ser el canon de la historia universal. Así todas las demás historias son subsumidas a partir de los relatos de, cartas, crónicas e historias generales construidas a partir del reconocimiento del papel de dominio y civilización jugado por los europeos, tanto en América, como en África y luego en Asia.

El año 1516, en Lovaina, Tomas Moro, un importante personaje político, publica un relato narrativo-descriptivo, que no por esto deja de ser crítico y político, que el llama Libellus vere aureus nec minus salutaris quam festivus de optimo reipublicae statu deque nova insula Utopia. En este texto el canciller inglés relata los pormenores del viaje realizado por Raphaël Hytloday (o Hythlodée), navegante portugués compañero de Américo Vespucio, a territorios alejados en las profundidades de la mar océano, lugar en la que este navegante se topa con las costas de una insula en la que descubre una especie de paraíso terreno. Hytloday relata, describe, compara, analiza y critica la forma de vida de los habitantes de esta insula en la cual los habitantes al parecer viven en felicidad. El éxito del texto de Moro permite su publicación en Basilea, París, Florencia, Venecia y en su edición inglesa de 1551, se utilizará el título que le permitirá ser reconocida urbi et orbie al trasladar la palabra utopía al principio del título: Utopia or the Best State of a Republic Weale (Abramson, 1999). Pese a su nacionalidad y su falta de relación con el descubrimiento de los territorios de las indias occidentales, al parecer el texto de Moro tiene una fuerte marca dejada por los primeros relatos de cronistas y navegantes llegados a las nuevas tierras.





¿Qué viene a representar este texto y este hecho?: al parecer ambos relatos, el real del descubrimiento y conquista de estas nuevas tierras será un hecho fundacional para el desarrollo del proyecto de expansión europeo, expansión económica, cultural, política, imperial. Por otro lado el libro publicado por Moro presenta un relato posible para la construcción de este proyecto en expansión. El lugar: La Utopía. Lo probable, lo imaginable, lo concebible, lo realizable, el sueño, la quimera, el paraíso, la ilusión. UTOPÍA, el lugar que no es un lugar, pero da lugar a la posibilidad. Pareciera ser que la construcción del continente americano (geopolíticamente) y de la identidad histórica latinoamericana (culturalmente) confluyen en la formulación de lo posible-futuro a descubrir-crear-construir.

Así, pareciera ser que Latinoamérica es el lugar de la Utopía, como un proyecto alcanzable, como concreción de lo inexistente, como posibilidad de construir.

Al revisar la historia de nuestro continente podemos concordar que los europeos en América buscaron la realización de esa utopía, su lucha fue, desde las primeras etapas del descubrimiento y la conquista por lograr la construcción de un lugar en que lo irreal se transformaría en realizable en darle forma y sentido a ese lugar inexistente. De ahí que "hacer la América" era la labor a desarrollar. Esas utopías individuales fueron las primeras formas de entender nuestro continente, una discusión crítica entre lo existente y la construcción de ese otro lugar imaginable. La empresa se desarrolla en clave individual y como proyecto personal: Hernán Cortéz; Francisco Pizarro, Diego de Almagro, Pedro de Valdivia, pero también, y en su versión extrema, Lope de Aguirre.

La decadencia imperial hispana trae aparejada la concreción del proyecto liberal ilustrado de modernidad: propiedad privada, republicanismo, ciudadanía, libertad e igualdad jurídica. Esta etapa puede caractrizarse, sin dudad como la búsqueda de la realización de otro topos, uno con el ethos propio de los americanos. América para los americanos, Nuestra América, son las claves con las cuales es necesario comprender la realización de este nuevo lugar de concreción de la ilusión. La independencia es la posibilidad de la refundación del sueño, de la reconstrucción del lugar, se lucha por concretar la imagen de un nuevo espacio-lugar donde la utopía es posible.
Es la propia crisis del modelo oligárquico de dominio el que permitirá la posibilidad de reactualizar y resituar la mirada hacia nuestros espacios nacionales. El estado de compromiso, la expansión y profundización democrática, la participación política, el desarrollo industrial será elementos que permitirán alzar una nueva posibilidad de lectura para la realización del topos posible. Será el nacional populismo desarrollista en todas sus versiones el lugar posible para la construcción de ese nuevo lugar. Desde los frentes populares, hasta las unidades populares, desde los dictadores hasta las democracias, desde el desarrollo hasta la dependencia, desde la marginalidad hasta la integración, desde el funcionalismo hasta los estructuralismos que generaron herramientas y armas para la construcción de UTOPÍA .

Hoy inauguramos un nuevo milenio y la evaluación del proceso nos habla de dos cuestiones relevantes, a saber:
· La expansión del sueño europeo moderno, inaugurado a partir del descubrimiento y conquista de las Indias Occidentales, ha generado un territorio propicio para pensar en la construcción de un no-lugar, en el lugar de nuestro continente. La utopía persigue a Nuestra América como el sueño de la realización de lo irrealizable.
· La realización de este sueño no ha sido posible, históricamente, por encontrarse limitado en su germen. Es que el sueño europeo no es necesariamente el lati-no-americano. La contradicción se genera entre el sueño realizable y el lugar de realización. Parece ser que América para los americanos se ha realizado por, para y desde lo europeo, sin posibilidad de construir el propio topos americano.

Y esto sin duda por el propio devenir histórico de nuestro continente, ya que desde su fundación, al interior de la Historia Universal, en él se ha venido realizando el proyecto de expansión cultural, económico y político de la modernidad europeo occidental. Consideramos pertinente revisar el proyecto y repensar la utopía, con la intención de lograr la construcción de un proyecto propio desde “Nuestra América”. Creemos posible este momento al interior de una nueva situación y a partir de la crítica sostenida que se está realizando a las disciplinas que componen el cuerpo de las Ciencias Sociales. Lo sabemos, éstas también son representaciones de saberes eurocéntricos (y coloniales, como señala Lander), pero hoy es posible su reconstrucción, a partir de la posibilidad de "abrir" (Crf. Wallerstein et. al. 1996) e "impensar" (Crf. López Segrera, 2000) las Ciencias Sociales.

El proyecto, entonces, consiste en plantear la posibilidad de leer el desarrollo de la Historia Universal como parte de un proyecto de dominio hegemónico que genera a una forma de conocer y construir realidad (las Ciencias Sociales) eurocéntricas y colonizadoras. Con la crítica a esta forma de saber y construir nuestra realidad es posible plantear la posibilidad del ejercicio de impensar todo conocimiento científico de la realidad latinoamericana para poder establecer un proceso que culmine en la construcción de un lugar heterotópico descentrado de la UTOPÍA eurocéntrica y emprender la construcción de lo no hecho en donde "lo posible equivale a la concreción de la necesidad" a "concretar su indeterminado" de manera Utópica, esto es como permanente presente inacabado (Crf. Zemelman, 1994).

Para la anterior empresa pasaremos revista a las distintas posibilidades que el pensamiento científico social latinoamericano está construyendo, en debate, en la actualidad, y propondremos a partir de esta discusión agendar algunos elementos que permitan aproximar una posibilidad de construir el lugar para la Utopía social lati-no-americana.

2. Desde Europa. Construcción modernista (No-Utópica) de América Laatina

¿Es posible plantearse el ejercicio intelectual de escribir un relato histórico propiamente latinoamericano, sin referencia absoluta alguna al desarrollo histórico europeo occidental? Queremos plantear inmediatamente esta pregunta, ya que nuestra intención es resolver algunos elementos sobre ella con la intención de iniciar el diálogo y la construcción que se desarrollará a posteriori.

Nos preguntamos por el relato histórico, no en el sentido de la narración propiamente tal, no es nuestra intención discutir a este efecto la importancia, o no, del relato canónico mediante el cual se articula el “discurso histórico” en determinados lugares geográfico y épocas históricas determinadas. Sin embargo consideramos importante la posibilidad de reconstrucción de las claves que articulan un significado histórico a Europa, lo europeo y lo europeocéntrico como elementos distintivos y distinguibles de una narración hegemónica que precede los discursos y narraciones de los “otros” (como colonia, oriente, nuevo continente, etc).

Siguiendo a E. Dussel (2000), la construcción de Europa como centro histórico del mundo es un largo proceso de articulación “mitológica” que no es precisamente el relato histórico asentado a lo largo del renacimiento y luego retomado por el romanticismo alemán, en el cual se puede leer una línea histórica directa: MUNDO ASIÁTICO COMO PREHISTORIA EUROPEA- GRECIA- ROMA- EUROPA OCCIDENTAL MEDIEVAL CRISTIANA- EUROPA MODERNA. Tal como lo señala Dussel la tradicional secuencia que nos muestra el mundo helénico y romano como el antecedente natural de la Europa como centro del mundo es una “invención ideológica... que pretende que desde la época griega y romana dichas culturas fueron “centro” de la historia mundial” (Dussel, 2000. pp.: 44)

Para el autor existiría un deslizamiento semántico del concepto ‘Europa’ que permitirá transformar lo europeo mítico semita oriental, en lo europeo moderno que actualmente conocemos. La articulación de ese mito obedece a una apropiación realizada a partir de este deslizamiento semántico. Revisando la propuesta de Dussel, podemos leer (pp.: 41-45):
· Grecia no es posible de ser confundida con la Europa futura (moderna) ya que, a esta, geográficamente le corresponde un lugar distinto (al norte de Macedonia y al norte de la Magna Grecia), ocupado por lo bárbaro.
· La Europa moderna usurpará el lugar geográfico y político-cultural que antiguamente ocupaban el Asia (Turquía) y África (Egipto).Desde la periferia a una posición (auto) centrada.
· Por tanto Europa Moderna no es heredera natural de la Grecia Clásica, ya que se encuentra fuera de su horizonte (representa lo bárbaro, lo incivilizado, lo no-político, lo no-humano).
· Por otro lado lo occidental será específicamente el imperio romano (que habla latín) y que contiene en su seno a África del norte. Esto opuesto a lo helenístico oriental, representado por Grecia, Asia y el Nilo.
· Luego, hacia el siglo VI (d. de C.) Constantinopla (Imperio Romano Oriental Cristiano) se enfrenta al creciente imperio árabe-musulmán. Importa considerar acá que lo heleno es tanto Romano Oriental Cristiano, así como árabe musulmán (piénsese en Aristóteles).
· La Europa latina medieval, enfrentada al mundo árabe-turco, considera más propio de lo oriental a lo heleno. Sólo en la España musulmana el filósofo heleno Aristóteles es traducido al latín. Es en esta época donde ocurre un importante intento por parte de Europa de dominar y distinguirse del África musulmana, del mundo oriental bizantino y del mundo Mediterráneo Oriental. Este esfuerzo es desarrollado a partir de las cruzadas, pero fracasa.
· La Europa latina continúa siendo una cultura periférica y aislada del mundo turco y musulmán que geopolíticamente domina desde Marruecos hasta Egipto, la Mesopotamia, el imperio Mogol del norte de la India, los reinos mercantiles de Malaka, hasta la isla de Mindanao en Filipinas en el siglo XIII. Es la universalidad musulmana la que llega desde el Atlántico hasta el Pacífico, la que es centro geo-económico-político del mundo
· Es a partir del Mundo Renacentista italiano que se comienza a desarrollar una “curiosa” fusión entre lo Occidental Latino y lo Oriental Griego, enfrentado al mundo turco-musulmán. Esta fusión permite generar la falsa imagen dando origen al mito ideológico que posiciona lo eurocéntrico. La Europa latina del siglo XV se encuentra sitiada por el mundo musulmán, ocupando un extremo del continente euro-afro-asiático. Así lo Occidental = Helenístico + Romano + Cristiano,

Llegados a este punto huelga decir que esta construcción acarrea profundas consecuencias. Entre las más destacadas podemos señalar:
· El nacimiento de dos conceptos de modernidad (Dussel, 2000. pp.: 45-48); Por un lado un concepto eurocéntrico, provinciano, regional. Proceso desarrollado en el siglo XVIII y que permitiría a Europa occidental salir de la inmadurez por medio del esfuerzo de la razón. Así la Reforma, la Ilustración y la Revolución Francesa serán los procesos históricos que dotarán de sentido político, cultural y social este proyecto de racionalidad europeo occidental (subjetivo). Para su realización y puesta en marcha no se necesita más que el mundo intra-europeo occidental (Francia, Alemania, Inglaterra, Italia entre los siglos XV y XVIII).
· En segundo término, su propuesta de lectura de una Modernidad a partir del asentamiento europeo como centro de la historia mundial. Se articula así una verdadera Moderna Historia del Sistema Mundial a partir de 1492 como hito mediante el cual el planeta se torna una sola historia mundial del desarrollo del moderno sistema mundo capitalista. De esta forma el nacimiento se descentra ya que el mundo moderno se articula como sistema mundo en lógica imperial, a saber: Con España como nación moderna, con la derrota de los musulmanes y su expulsión de Granada, con la edición de una Gramática castellana de Nebrija, con el dominio de la Iglesia por el Estado; con el mercantilismo mundial. Así, de esta forma, el siglo XVII centro europeo occidental no marca el inicio de un proceso sino que su consolidación. Cuestión que "la era de la Revolución" sólo vendría a consolidar y diversificar, al cambiar de centro el foco de dominio (pasar del dominio imperial luso-hispano al anglo-sajón). El descentrar la modernidad de su foco mítico habitual permite incluir en su seno al otro (descentrado de su propio espacio geo-histórico-cultura: América surge al interior de la Historia Universal junto al desarrollo de la Modernidad europeocéntrica)

Este recentramiento del origen de la modernidad nos permite establecer para Latinoamérica una temprana entrada a la historia del moderno sistema mundial de la mano de la expansión geopolítica, geoeconómica y geocultural de España y Portugal. Esta entrada en la “historia universal” se produce al interior del nacimiento de un proyecto que no le es propio (el de la modernidad centroeuropea) y que le posiciona como una “periferia” a descubrir-conquistar-modernizar. El proyecto europeocéntrico descentrará el propio centro histórico del proceso de los pueblos y culturas americanos. El encuentro se torna desencuentro, ya que en el fondo las Indias Occidentales son un continente a descubrir, son recursos a explotar, son pueblos que someter, culturas que dominar, deidades que eliminar, religiones que imponer, civilizaciones que asentar. Se instala junto al proyecto de modernidad europeocétrica la violencia (material y simbólica), que le funda y permite la operación de extirpación que los pueblos del “Nuevo Mundo” sufren (en manos de las viejas tradiciones europeas de imposición de su modernidad) en su propio proceso histórico. Se alza así, Europa, la mítica, como un potencial histórico ideal, vencedora, modelo ejemplar. El proyecto moderno es transfigurado, también, como proyecto civilizatorio, en su carácter de superioridad hegemónica; lo que genera el imperativo de propiciar el desarrollo de lo “bárbaro” y primitivo encontrado en América; esta debe seguir el camino marcado por el desarrollo prefigurado por el mito modernizador europeocéntrico; si este proceso es resistido, se hace necesario imponer el “peso de la civilización”, la cristiandad y la ley (la “guerra justa”); la destrucción de lo existente (la tierra, el hombre, las culturas, las relaciones sociales) son el precio necesario a pagar para alcanzar esta (dis)Utopía: la modernidad europeocéntrica. Dicotomías (europeo/indígena; hombre/mujer, civilizador/bárbaro; cristiano/hereje; etc.) que logran, en definitiva, este recentramiento del proceso de instalación de la modernidad y nos permiten reconocer el lugar que ocupará nuestro continente en ella. (Dussel, 2000. pp.:48-52)

No sólo a construir este esfuerzo, en torno a la superación de unas pretendidas verdades o mitos históricos, es lo que corresponde. Tal como lo plantea Mignolo (1998), el esfuerzo es mayor y dice relación con la comprensión de categorías geoculturales y con las relaciones que a partir de esto se genera entre el conocimiento y poder (geopolítica). Señalamos esto ya que la configuración histórica anteriormente desarrollada, nos permite deconstruir el origen mítico-histórico de figuración para "nuestro" proyecto de modernidad, el que es conducido a partir del cruce y superposición de poderes hegemónicos que conciben (y construyen) nuestro continente en torno a los términos de la occidentalización. Por esto el fenómeno cultural acentado en nuestro imaginario dice relación con esta construcción mítica, de un continente cuyo proyecto está "occidentalizado". La urgencia, junto con separar aguas en el proceso de modernización, dice relación con la superación de esta occidentalización. En este sentido Mignolo (1998, pp.: 1 y ss.) señala que a pesar de que nuestra época se encontraría signada por una serie de "pos" (moderno, colonial, etc.), y no siendo necesario continuar agregando más a la lista, se hace altamente urgente definir cuales son las fronteras que permitirán situar la superación de nuestros discursos críticos. Lo anterior en relación con la configuración y dominio que lo occidental impone, pues, la superación a partir de nuestra situación, carácter y proyecto: configurar un espacio de "post-occidentalismo".

Esta categoría es recuperada por Mignolo desde la lectura que este hace de Roberto Fernández Retamar. Está anclada en la necesidad de ocurrencia de esta superación, principalmente en el pensamiento crítico recogido por Fernández Retamar hacia la década de 1970 y de la crítica al marxismo (desde el marxismo) realizada por Oscar del Barco en los años de 1980. La mixtura tiene en sus cimientos la cuestión étnica en la historia latinoamericana, los problemas de la revolución cubana y el marco ideológico del marxismo, herramientas que permitirán formular nuevas dimensiones que permitan recomponer (el nuevo y) nuestro escenario.
"La crisis de la modernidad, que se manifiesta en el corazón mismo de Europa, tiene como respuesta la emergencia de proyectos que la trasciendan: el proyecto posmodernista, en y desde la misma Europa (Arendt, Lyottard, Vattimo, Baudrillard) y los Estados Unidos (Jameson), el proyecto poscolonialista en y desde la India (Guha y los estudios subalternos, Bhabha, Spivak), el proyecto posorientalista (Said, Arkhun, Khatibi, Lisa Lowie) y el proyecto posoccidental desde América Latina (Retamar, Dussel, Kush, Silvia Rivera). En resumen la crisis del proyecto de la modernidad generó su propia superación en los proyectos que se van gestando en el pensamiento posmoderno, poscolonial, posoriental, posoccidental. Cada uno de ellos se va articulando a la vez que van rearticulando nuevas localizaciones geográficas y epistemológicas que contribuyen al desplazamiento de las relaciones de poder arraigadas en categorías geoculturales e imperiales que, en los últimos cincuenta años, se vieron dominadas por los estudios de áreas concomitante con el ascenso a la hegemonía mundial de los Estados Unidos". (Mignolo, 1998, pp.: 5)

Así, pareciera ser que existe un escenario propicio para desarrollar un proyecto alterno (¿subalterno?), que se instale no desde la distinción, más bien desde la diferencia, que permita articular la posibilidad de un futuro-posible-necesario. Se abre, entonces el espacio para la disociación, es necesario encontrar las herramientas que posibiliten el corte de la continuidad y permitan establecer “otros” cimientos, propios para este desarrollo. Consideramos, y es precisamente nuestra apuesta, que los saberes sociales articulados al interior del corpus de disciplinas científicas definidas como Ciencias Sociales, poseen la potencia interna, la capacidad reflexiva y la fuerza crítica que permitirá desarrollar esta recomposición de sentido de lo latinoamericano y la articulación de otro espacio-de-construcción, un nuevo lugar para la UTOPÍA.

3. El papel de las ciencias sociales latinoamericanas: Abrir e impensar Lati-no-américa

Por lo anterior, creemos, el escenario se torna preciso para la articulación de una discusión que se torna imperativa a la reconfiguración de nuestra UTOPÍA, ejercicio necesario para la superación, para recuperar (y recuperarnos) en ella nuestro lugar.

En este sentido es necesario re-presensar el papel jugado por las disciplinas que con esfuerzo crítico y científico han intentado dotar de sentido la discusión sobre "lo social" en Latinoamérica, caracterizar el esfuerzo desarrollado por ellas, ya que si bien es cierto estas se han articulado de forma crítica, de manera sostenida, también han operado como una forma legitimadora.

Lander (2000, pp.: 12), se cuestiona sobre este proceso llegando a preguntarse por el papel que juegan las ciencias sociales en esta construcción hegemónica que permite desarrollar este relato único y unificado. En un escenario como el actual en donde el neoliberalismo, las teorías sistémicas y el posmodernismo son las dos influencias teóricas que predominan en el espacio reflexivo de las ciencias sociales latinoamericanas (López Segrera, 2000) ¿Cuáles son los esfuerzos críticos reflexivos que posibilitan el desarrollo de un “otro” lugar?

Las necesidades implican dotar de historia e historicidad, dar potencia y conocimiento, negar y rearmar el rompecabezas de la identidad, formar y dar forma geoespacialmente, pero además geopolíticamente a "nuestra América", es el ejercicio. Las lecturas de la actualidad intelectual lo permiten, pero cual es el acervo que posibilita este ejercicio. Al parecer los intelectuales críticos de izquierda en nuestro continente largamente, desde Martí, pasando por Mariátegui, siguiendo con Prebisch y Cardoso-Faletto, llegando hasta Dos Santos o González Casanova, Lander, Dussel, Coronil y Lopez Segrera; han intentado recomponer e "impensar" el conocimiento científico de nuestra América, el que nos permita desarrollar un proyecto alterno a la modernidad occidental. Recuperar la posibilidad de continuar desarrollando un verdadero pensamiento crítico latinoamericano, parece ser la cuestión central en las ciencias sociales latinoamericanas actuales, en ese esfuerzo confluyen las "voces" que permitirán la reconstrucción. Así la posibilidad de este impensar nuestro continente y con esto la posibilidad de repensar nuestro propio proyecto de "modernidad" se articula en una relación directa con "nuestros intelectuales", aquellos que construyen desde "Nuestra América".

Lo anterior se articula con esfuerzos mayores dados por intelectuales planetarios, como en el caso de Immanuel Wallerstein, quien se ha propuesto "abrir las ciencias sociales" (Crf. Wallerstein et al, 1999. pp.: 3-76). Este esfuerzo implica reconocer a las ciencias sociales como saberes eurocéntricos que se han articulado en un contexto histórico que corre junto a la expansión del moderno sistema mundial capitalista, que han sido instaladas como una forma "legitimadora" de los procesos de expansión y dominio al imponer teorías acerca del desarrollo histórico, social, político y económico que invisibilizan, subalternizanando a los "otros" relatos y sujetos, objetivándolos (esto es transformándolos en simples objetos de estudio, especialmente al considerarlos como áreas de estudio), imponiendo un tipo de saber parroquial, intentando reducir la complejidad de lo social, negando sistemáticamente la posibilidad a la reflexión crítico-política, reduciendo el trabajo entre disciplinas, asumiendo el proceso de generación del conocimiento científico social al interior de dos culturas. Por otro lado, se ha logrado a partir de disciplinas que componen este corpus, imponer un desenlace capitalista, en clave neoliberal (Lander, 2000. pp.:22 y ss.), articulándose como una naturalización que ha pasando a constituirse en el sentido común de la sociedad moderna. Pareciera ser, entonces, que el futuro está definido en y desde las ciencias sociales (¿fin de la historia para ellas también?).

La superación de estos escenarios se aparece como posible- necesario a partir de (lo que se-está-haciendo-en) nuestras ciencias sociales. López Segrera (2000, pp.: 185-187) pasa revista de manera pormenorizada a los aportes desarrollados por el pensamiento social latinoamericano. Entre ellos mencionar los cuatro axiomas fundantes de esta en la segunda mitad del siglo XX: El del "capitalismo colonial" en Sergio Bagú; el del "centro-periferia", de Raúl Prebisch; del "sub-imperialismo" en Ruy Mauro Marini y de la "dependencia" de Theotonio dos Santos, a los cuales se suman otros numerosos aportes como los estudios tipológicos de D. Ribeiro, la sociología del hambre de J. De Castro, los métodos de investigación acción de Fals-Borda; la colonialidad del poder y reoriginalización cultural de Quijano; la pedagogía del oprimido de Freire, las críticas a la globalización en Ianni, Furtado, Silva Michelena y Armando Córdova; la Teología de la liberación en Leonardo y Clodovil Boff; la Teoría de la Marginalidad de G. Germani y los diversos aportes como el de J. Nun; los enfoques de la dependencia en Cardoso y Faletto; la teoría de la dependencia de Marini, Dos Santos, Bambirra; la crítica al nuevo orden mundial de Pablo González Casanova, la crítica al eurocentrismo y a la colonialidad del saber en Lander; la colonialidad del poder en Quijano, el "Border Thinking" de Walter Mignolo; el análisis cultural de la biodiversidad de Arturo Escobar; la crítica al neoliberalismo latinoamericano de Borón; las tesis sobre transición, democracia, ciudadanía y Estado en Vilas, Emir Sader, Manuel Antonio Garretón, Norberth Lechner y Guillermo O'Donell; las tesis sobre culturas híbridas en García Canclini; entre muchos otros nombres que crean la posibilidad de impensar el desarrollo científico social descentrado de la hegemonía, como un “otro” en propiedad que plantea desde aquí y ahora la posibilidad de la (re)construcción. Sobre este recuento la posibilidad no sólo de abrir, sino que además repensar e impensar las ciencias sociales, pero además la potencia de lograr la integración cultural, un nuevo modelo de Estado y desarrollo, el logro de independencia de los centros de poder (intelectual) políticos y económicos mundiales, la disminución de la brecha entre los pequeños núcleos ricos y las grandes mayorías pobres, el logro de la liberación a través de una educación de calidad para todos y una convivencia al interior de la "vecindad" de países que componen el universo simbólico latinoamericano.

Esto nos permite articular una propuesta tipológica de un auténtico pensamiento social por, para y desde Latinoamérica que se anclaría en ciertas ideas centrales articuladoras que Lander (2000, pp.: 27-28) obtiene de Maritza Montero. Estas vendrán a generar un resguardo respecto de las posibilidades de pensar la construcción de saberes para la acción y el cambio, para el proyecto de lugar-latinoamericano:
· Comunidad, participación y saber desde lo popular.
· La liberación no sólo como categoría, sino que también como praxis.
· Un nuevo rol para el investigador social que reconozca al "otro" como sí mismo.
· El conocimiento como una "cuestión" inacabada, relativa, indeterminada, e histórica.
· La dependencia y la resistencia como una tensión histórica en permanente acción.
· La unificación de tradiciones de investigación que permita una revisión de los métodos.

En estos elementos es posible encontrar el "lugar" de la enunciación que nos posibilite aperturas diversas para producir aquello que no nos fue dado, pero que (NO) por eso se encuentra negado. Será posible pensar a partir de estas tipologías y herramientas una agenda temática para “nuestro proyecto de modernidad”, creemos que esto está por construirse, pero que es posible comenzar a tematizar los problemas que se hace necesario “pensar” para “impensar” el camino de la modernidad europeocéntrica y abrir(nos) a nuestro proyecto de alternidad.

4. Aproximación al lugar de la utopía (lati-no-americana). Tópicos para construir una agenda

Poder desarrollar una propuesta temática nos remite a la posibilidad de elaborar una serie de hitos que sobrepasen aquellas “hojas de ruta” trazadas desde la hegemonía del centro del poder mundial, la ruptura con su mito histórico nos permitirá pensar en reconstruir, en primer término nuestra propia historia, nuestra propia historicidad y aproximar la posibilidad de la transformación a partir de la construcción y el desarrollo de un pensamiento de ruptura, que quiebre en el interior de la modernidad signada el camino único (y el pensamiento único) asentado como sentido común (ideológico).

Lo anterior adquiere fuerza y coherencia al interior de la propuesta de fundación de una un lugar heterotópico, que como ruptura traza nuevas vías (más lejanas a la tercera, cuarta y quinta), pero más próxima a nuestra urgencia. Tal como lo señala Zemelman (1994), existe la posibilidad de romper con una lógica formal de conocimiento impuesta desde un locus enunciativo que no es propio, ya que se autoinfringe el límite, se niega la posibilidad. Por esto una primera aproximación a la agenda de pensamiento (y acción) social latinoamericana pasa necesariamente por recuperar el lugar (y en el lugar) de la UTOPÍA al conocimiento como posibilidad:
“...abrir el conocimiento hacia lo nuevo, observando la realidad como un campo de opciones donde se pueden definir prácticas activadoras que lleven a transformar dicho horizonte en un proyecto futuro alternativo...” (que permita) “...superar los límites estrictos de la experiencia...en la formulación de una experiencia gnoseológica más basta, más abierta a diferentes tipos de contenidos; ya que al situarnos en el marco de la objetividad propia del desafío de construcción, no es posible circunscribir el conocimiento a la exigencia correspondiente entre este y una realidad exterior al sujeto; más bien es preciso avanzar en la dirección a la construcción de una conciencia que, como forma de apropiación de la realidad, salga de los límites establecidos” (Zemelman, 1994. pp.: 23-31)


Por lo anterior es que quizá algunos de los temas que propondremos a continuación pueden ser considerados permitirán, más que nada, la apertura del debate:

· Que el proceso educativo, y la educación, puedan ser efectivamente una herramienta de transformación y cambio social.
· Observar los problemas relacionados a la pobreza y la redistribución, no como un objetivo a superar en sí mismo, es necesario situar esta discusión al interior de la disrupción lógica que conlleva intrínsecamente un tipo específico de modelo-mundo. Instalarse aquí implica instalarse desde la complejidad del mundo y del contexto centrado en el nuevo tipo de racional latinoamericana como posibilidad situando no objetos sino mas bien sujetos.
· Cuestionar la construcción del Estado-nación a partir de nuestro espacio-nación considerado y considerando la particularidad étnica, no sólo como categoría, funcional o no a la perspectiva de análisis, es necesario posesionar la etnicidad como valor autónomo de saber y constitución diferenciadora de identidad. Construir un nuevo “topos” donde podamos tener espacio-lugar para todos.
· La superación, como construcción de un nuevo lugar implica superar algunas categorías fundacionales del espacio-poder occidental, el desarrollo como concepto nos remite a espacios socialmente asignados y estructuralmente signados como dicotómicos. La hegemonía de occidente ha sido, históricamente, desarrollada por el patriarcado, por esto hoy se impone la superación (no la negación) del pater como patrimonio exclusivo de la realización proyectiva. Incluir la distinción sexo-género implica reconfigurar los espacios en una amplitud de espectro, espacio-temporal-focal, que no necesariamente tienda a la “integración” sino más bien que asuma la “posición”.
· Refundar el lugar, implica refundar las condiciones en las que se puede articular el espacio. La UTOPÍA, como espacio a construir implica descentrar al sujeto que construye el proyector moderno europeo, el individuo-ciudadano. Reconstruir desde el (sub)alterno implica descentrar el espacio, implica reconfigurar al sujeto, fundar un nuevo colectivo que permita armar un nuevo “kratos” que se imponga al y que sea el mismo, ensimismado. Mayor democracia implica mayor espacio para ella, se impone, entonces la posibilidad de fundar entorno a un nuevo colectivo asociado que imponga la reconfiguración.
· Esta posibilidad asociativa nos muestra caminos de ruptura, caminos transitables hacia la construcción de un nuevo lugar, el lugar de la UTOPÍA latinoamericana.

La posibilidad abierta de crear a partir de un conocimiento que no esté agendado por lo central, que se permita la ruptura, que posibilite la trasgresión, que se empeñe en la producción de un saber-poder que sea voluntad de poder (hacer) es el espacio que pretendemos proponer, no cerrado, evidentemente, más bien es la señal necesaria que nos permita abrir la posibilidad de impensar el saber reflexivo sobre nuestra propia realidad, ese es el desafío. Esperamos aportar a la apertura del camino.

5. Conclusión

A partir de lo señalado es que esperamos abrir la posibilidad del descentramiento utópico, esto es generar un espacio abierto de diálogo-acción que nos permita instalar una nueva “utopística” que se plantea la intención de la ruptura, como negación, pero también como proposición que señala el camino de lo hecho y lo que está señalado en la posibilidad, en lo inacabado, en lo que seamos capaces de construir.

Los autores e intelectuales latinoamericanos, arriba reseñados, al parecer están iniciando este camino de diálogo fructífero, han iniciado una apuesta hacia la configuración de un pensamiento alterno y propio que nos permita una proyección con sentido de acción hacia un lugar necesario para signar un nuevo espacio socio-político de investigación en la (y por la) acción. Este nuevo tipo de saber descentrado, descolonizado, desoccidentalizado, desutopizado, nos permite plantear algunos senderos para la proyección, en tiempo y espacio propio, de una narrativa histórica, no sólo pasada, más bien con proyección futura a la que nos hemos querido sumar.

Esperamos sumar una posibilidad más de abrir, e (im)pensar, desde las Ciencias Sociales.


Concepción, invierno de 2004.

6. BIBLIOGRAFÍA.

· ABRAMSON, PIERRE-LUC (1999): "Las Utopías Sociales en América Latina en el Siglo XIX". Edit. Fondo de Cultura Económica. México.
· CASTRO-GÓMEZ, SANTIAGO Y MENDIETA, EDUARDO (1998): "Teorías sin Disciplina (Latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate). Editorial Miguel Ángel Porrúa. México.
· DUSSEL, ENRIQUE: "Europa, Modernidad y Eurocentrismo". En: Lander, Edgardo (Compilador): La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y Ciencias Sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edit. CLACSO-UNESCO. Buenos Aires. 2000. pp.: 41-53.
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· (2000): "Ciencias Sociales: Saberes Coloniales y Eurocéntricos. En: Lander, Edgardo (Compilador): La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y Ciencias Sociales. Perspectivas Latinoamericanas. Edit. CLACSO-UNESCO. Buenos Aires. 2000. pp.: 11-40.
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· WALLERSTEIN, IMMANUEL (1999): “Abrir las Ciencias Sociales”. México, Siglo XXI Editores.
· ZEMELMAN, HUGO (1994): "Racionalidad y Ciencias Sociales. En: Círculo de Reflexión Latinoamericana en Ciencias Sociales, Cuestiones de Teoría y Método". Ed. Suplementos, Materiales de Trabajo Intelectual. Ed. ANTROPOS Nº 45, Barcelona, España.

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Muchisimas gracias por el blog, me viene al pelo!!!
 
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